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Cómo la IA cambió mi forma de tomar decisiones como líder

Nunca pensé que una hoja de cálculo pudiera decirme tanto… hasta que empecé a dejar de ignorarla. Al principio, como la mayoría en mi cargo, tomaba decisiones desde la intuición, el olfato del negocio, como decimos por acá. Y no voy a mentir: durante años me funcionó. Pero algo empezó a sentirse distinto. La velocidad del mercado, los cambios inesperados, esa sensación de que uno ya no alcanza a ver venir las cosas. Todo eso me fue obligando a repensar la forma en la que lideraba.


Dirijo un área clave en una pyme que lleva más de una década en el ruedo. No somos una multinacional, pero tampoco un emprendimiento de garaje. Estamos en ese punto donde cada decisión pesa, y cualquier error puede costarnos semanas o incluso clientes. Fue ahí cuando comencé a escuchar hablar más seguido de la inteligencia artificial. Al comienzo, la veía como algo lejano, para gigantes tecnológicos. Hasta que conocí a otra directora en un evento que me contó cómo ella la estaba usando para decidir mejor en su empresa. Y no, no era ingeniera. Ni siquiera era fan de la tecnología. Solo estaba cansada de decidir a ciegas.


Así que me lancé. Comencé por lo básico: entender qué herramientas estaban al alcance de alguien como yo. No buscaba nada estrafalario, solo quería poder mirar un informe y saber qué me estaba diciendo de verdad. Así encontré sistemas como ChatGPT para análisis rápidos de contexto, Tableau con IA para proyecciones visuales, y una joya llamada ChatPDF que me ayudó a sacar resúmenes ejecutivos de informes interminables. No me volví experto, pero sí un líder más informado.


Según el informe “The State of AI in 2023” de McKinsey, más del 50% de las empresas ya están usando IA en al menos una función de negocio. En liderazgo y estrategia, las decisiones asistidas por IA están ayudando a reducir riesgos y anticipar escenarios. Yo lo viví de primera mano. Una de las decisiones más difíciles del año pasado fue redefinir una línea de infoproductos. Con datos en mano, simulaciones de impacto, y análisis predictivos, logramos no solo tomar la decisión, sino explicarla al equipo y sostenerla ante la Junta Directiva. Algo que hace dos años habría sido puro ensayo y error.


No estoy diciendo que ahora la IA me diga qué hacer. Sigo siendo yo quien toma la decisión. Pero ahora lo hago con más contexto, más argumentos y menos angustia. Lo curioso es que también ha mejorado mi comunicación interna. Mis reportes son más claros, y mis reuniones más cortas. Lo que antes eran suposiciones, hoy son conversaciones basadas en datos. Y créeme, eso se siente diferente.


A veces uno piensa que no tiene tiempo para aprender algo nuevo. Pero lo cierto es que lo que no tenemos es tiempo para seguir decidiendo mal. Por eso, si estás en una posición parecida a la mía —liderando, decidiendo, sintiendo que todo va más rápido de lo que uno puede procesar—, te recomiendo que explores esto. Yo empecé por una guía sencilla con herramientas prácticas. Luego vi una masterclass. Y de ahí en adelante, me cambió la forma de pensar las decisiones.


Si te animas, yo mismo te comparto el camino que seguí. Porque sí, es posible decidir mejor… sin volverse loco, sin ser experto, y sin quedarse atrás.


William Fernando Penagos

Director PoliContinental

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